La entrada en la adolescencia comporta experimentar nuevos sentimientos, nuevas ideas y nuevas formas de ver la vida.
Tener novio/a a esta edad es dejar la niñez y entrar a formar parte del mundo adulto. Aunque no siempre es todo tan bonito como parece.
Muchas veces, por tener novios a esta edad, dejas de ir con los amigos, encerrándote en una relación que poco a poco va excluyéndote del resto del grupo. Sólo cuando rompes la relación te das cuenta de que te has quedado solo/a.
Y es que nosotros, los adolescentes, simplemente pensamos en el momento presente y no en el futuro. Cometemos errores, pero sólo podemos madurar aprendiendo. Y los errores forman parte de nuestro aprendizaje.
Lo que nos suele gustar de los chicos es la forma en que nos tratan y su interés por ti. Aunque también tenemos que reconocer que nos gustan los chicos un poco’malos’.
En definitiva, nos gustan un poco ‘malos’, un poco ‘rebeldes’. Nos gustan los “gallitos”, los que son líderes y con una personalidad fuerte y rebelde. Lo primero en lo que te fijas es en el físico, después intentas conocerlo mejor para saber como son realmente..
En muchas ocasiones sólo nos fijamos en el físico y no nos percatamos de que hay muchos chicos ‘buenos’ que valen la pena.
Un problema importante a nuestra edad son los celos. Tenemos un concepto un poco ‘raro’ de lo que significa la palabra relación. El novio es nuestra posesión y como a alguna se le ocurra mirarlo, somos capaces de sacarles los ojos.
Será la novedad, la inseguridad o la pasión que ponemos en todo lo que nos hace excesivamente celosos/as. A veces, los celos nos hacen hacer tonterías y aceptar tratos que podrían ser considerados abusos: cambio de manera de vestir, de amigos, de hábitos,…