El control de los esfínteres del niño suele ser una preocupación para los padres y a su vez una situación de tensión para el hijo, sin embargo con la correcta estimulación y un poco de comprensión se podrá corregir estos inconvenientes fácilmente.
Cuando el niño no controla correctamente sus esfínteres se pueden presentar situaciones incómodas, sin embargo el fracaso en este control generalmente ocurre por una incorrecta estimulación del niño, siendo un trabajo conjunto entre los padres y el hijo. Gran parte del éxito en el control del esfínter del niño está relacionado a las emociones, pues la tensión y el regaño podrían generar efectos contrarios a los esperados.
La estimulación
El control de los esfínteres se debe iniciar entre los dos a cinco años, pues estará en función del desarrollo de los músculos y nervios que hacen posible este control de forma voluntaria. Los efectos de la estimulación también suelen tener efectos positivos en los bebés, se empieza por indicarle a través de palabras simples como "pis" para que pueda entender e identificar sus necesidades fisiológicas.
Lo más probable es que al identificar sus necesidades fisiológicas, repita la palabra que se le enseñó cuando está defecando u orinando, será una buena señal para repetir el proceso, pues poco a poco irá avisando con mayor anticipación. A partir de los dos años se debe buscar familiarizar al niño con el uso del inodoro, pudiendo usar una bacinica que en la actualidad hay distintos modelos que harán que parezca un juego para su hijo.
Recomendaciones
Se debe evitar en todo momento que los padres denigren o castiguen al hijo cuando no logró controlar sus esfínteres, pues solo causará un ambiente de tensión en el niño que tendrá efectos contrarios a los que se busca conseguir. El control de los esfínteres tiene que ser un proceso natural, evitando que se convierta en una obsesión para los padres, el niño debe percibir que es totalmente normal que otras personas usen el inodoro.
Algunas veces puede ocurrir que el niño controle sus esfínteres en las mañanas, pero que en las noches no pueda lograrlo, siendo algo normal que puede ocurrir por el miedo a la oscuridad, beber mucha líquido o el frío, sin embargo al corregir estas causas se solucionará el problema. Si su hijo sigue sin controlar sus esfínteres siendo mayor de cinco años, puede ser a causa de una infección urinaria, siendo necesario consultar al pediatra.
Vía.| http://www.utilidad.com/