¿Es verdad que si nos arrancamos una cana, nos salen tres más? ¿Usar bálsamo labial reseca aún más los labios? Todas hemos crecido rodeadas de mitos y verdades relativos a la belleza. Nos los hemos creído e incluso los repetimos con el tiempo.
Expertos en el asunto capilar como Rosanno Ferretti recomiendan “lavarlo a diario en verano para eliminar sudor y la suciedad ocasionada por la contaminación”.
Aquí compartimos contigo algunos “verdadero o falso” de la belleza.
1. Lavarse el pelo a diario reduce la grasa… ¡Falso!
Expertos en el asunto capilar como Rosanno Ferretti recomiendan “lavarlo a diario en verano para eliminar sudor y la suciedad ocasionada por la contaminación”.
El secreto está en utilizar un shampoo que solo retire la suciedad sin alterar la superficie del cuero cabelludo. Por su parte, el tricólogo Philip Kingsley señala que “en el cabello limpio se aprecia más la grasa que en uno que ya está muy sucio”.
2. Aclarar el cabello con vinagre te lo deja más rubio… ¡Falso!
En otros tiempos, como en la época de nuestras abuelas, el pelo se lavaba con productos muy severos que dejaban una película alcalina sobre el cabello. De acuerdo con Kingsley, “un producto ácido – limón o vinagre – ayudaba a neutralizar esa película y añadir brillo.
Los shampoos actuales no dejan esa capa alcalina, así que este tipo de aclarados son innecesarios”.
3. Hay que variar de shampoo… ¡Cierto!
No se trata de lavarse cabeza con un producto diferente cada día pero, tal como sugiere Laura Superbi, formadora de Jean Louis David, “está bien disponer de dos shampoos para poder alternar dependiendo del estado del cabello”.
Lo normal es que un producto de cuidado específico lleve principios activos para una necesidad y no para otra, y raro es que una melena solo tenga una necesidad. Alternar shampoos es la solución.
Es el caso de los cabellos finos y secos a los que, de vez en cuando, es conveniente aplicar un tratamiento de choque a base de mascarillas nutritivas y tratamientos de volumen.
4. El spray estropea el cabello y acartona… ¡Falso!
Salvo que seas una adicta compulsiva, un uso normal de spray, en palabras de Luis Faria, formador en París para Jean Louis David, “no va a dañar tu melena. Si utilizas spray a menudo, lava tu cabello de forma regular”. O bien, basta con cepillar al final del día. “Un buen spray no deja restos y no aporta al cabello un aspecto graso.
Además, al cepillar tu cabello, ésta recupera su forma natural. Si, a pesar del cepillado, tu pelo no recupera su aspecto natural, ¡cambia de spray!”. Si aplicas la laca uniformemente y a cierta distancia del cabello (más o menos 30 centímetros), no debería notarse.
Las sensaciones olfativas llegan muy produndo al cerebro. Sin embargo, al poco tiempo, se desvanecen en cuanto el organismo se acostumbra a ellas dejando paso libre para percibir nuevos olores.
5. No puedes oler tu propio perfume… ¡Cierto!
Esta es la razón por la que nuestro perfume preferido, que nos olía tan bien la primera vez que lo usamos, acabe por pasarnos desapercibido. CUIDADO: para el resto de la humanidad sigue oliendo igual de bien, así que no te bañes en perfume. Solo sirve para dejar un halo insoportable para quienes te rodean.
6. El bálsamo labial acaba resecando los labios… ¡Cierto!
Aunque depende de la calidad del producto. Es verdad que los labios no tienen glándulas sebáceas y que estando todo el día a la intemperie, cerca de una boca llena de saliva que puede llegar a irritarlos, suelen resecarse.
El problema es cuando utilizamos un lápiz labial de mala calidad con aroma a alguna fruta exótica y/o muy brillante, sin elementos protectores para los labios.
Estos son los productos que resecan, agrietan y crean mala fama a los labiales. A la hora de elegir, mejor usa un producto con ingredientes hidratantes, nutritivos como la manteca de karité, bergamota, vitamina C o rosa mosqueta.
7. La piel se acostumbra a las cremas… ¡Falso!
No es que se acostumbre, es que cambia. Según la Dra. Anabel Cervera, con más de 30 años de experiencia en la dermatología española, “cuando un tratamiento cosmético está correctamente pautado, éste interacciona con la piel modificándola. Por ejemplo, si la piel es grasa, la cosmética debidamente pautada reducirá la grasa excesiva y al cabo de un tiempo ya no tendrá sentido seguir con ese tratamiento cosmético.
Habrá que cambiar a otro tratamiento adecuado al nuevo estado de esa piel”. Cambiar constantemente de producto mantiene a nuestra piel en constante estrés.
8. Al rasurarte el vello, crece más grueso… ¡Falso!
Lo que sucede es que decapitas la parte superior, más fina, y dejas el cuerpo central del vello, más grueso. Además, todos los pelos van a salir a la vez, dando esa sensación de fortaleza. Tampoco saldrá más negro, ya que el afeitado no afecta al folículo piloso.
9. Las pestañas se caen de tanto rizarlas… ¡Falso!
Las pestañas se deterioran por usar malos productos o por rizarlas a lo bruto como si estuviéramos doblando acero. No por mucho curvar va a parecer que hay más pestañas. Si lo que buscas es volumen, hay productos específicos que crean esa ilusión con fibras 100% naturales, enriquecidos con vitamina E, pantenol y extractos vegetales.
Las pestañas postizas son otra saludable opción ya que no afectan a las verdaderas, salvo que se apliquen muy contiguas y se retiren bruscamente, arrancando las falsas y las verdaderas.
10. Arráncate una cana y te saldrán más… ¡Falso!
Lo que puede acabar ocurriendo es que acabes dañando el folículo piloso y, al final, deje de producir cabello, es decir, ni pelo normal ni canas.
Es cierto que cuando una cana sale, lo más probable es que la vecina ya se esté preparando para brotar. De ahí, esa falsa creencia que dice que por arrancarte las canas, salen más. Saldrán las que tengan que salir.
11. A partir de los 30, usa siempre antiarrugas… ¡Falso!
Se estima que cerca de un 80% del envejecimiento prematuro de la piel es obra del sol. Una piel acariciada largamente en los veranos por el sol tiene muchas posibilidades para empezar a tener arrugas en torno a los 30. Las que se hayan protegido más, aguantarán más tiempo con aspecto juvenil.
La herencia genética hará el resto. Las antiarrugas hay que emplearlas cuando aparecen signos de edad, aunque las últimas investigaciones concluyen que la mejor antiarrugas es usar una buena protección solar.