En clave de humor, descubre cuándo se vuelve imperioso romper, las maneras más pícaras de hacerlo y los consejos para no deprimirte durante el duelo.
Si te identificas con varias de estas categorías, entonces es el momento de
decir adiós
- Detestas lo que antes amabas. Un estudio de la Universidad de Ohio reveló que el amor tiene su contratara, y lo que nos seducía de nuestra pareja ahora nos trastorna. De pronto, su capacidad de organización te resulta controladora y su carácter romántico, patético.
- Estás convencida de que el amor todo lo puede y, a la espera de que la relación mejore, soportas actitudes de tu chico que ni por un segundo tolerarías del portero y mucho menos de ¡tu madre! Destierra esta creencia errónea: el amor no debería ser un flagelo.
- De la noche a la mañana se ha vuelto encantador. Según un estudio de la Universidad Cristiana de Texas hay un patrón de ruptura que la mayoría de las personas seguimos cuando estamos considerando la soltería: comenzamos a fijarnos en otros individuos y la culpa nos empuja a ser excesiva y –sospechosamente- cariñosos con nuestra pareja.
- Has notado un cambio radical en vuestra vida sexual. Si teníais relaciones a menudo ahora apenas recuerdas qué es el sexo y viceversa. Un estudio publicado en la revista norteamericana Archives of Sexual Behaviour, perteneciente a la Academia Internacional de Investigaciones Sexuales, reveló que lo primero ocurre porque el hombre tiene una aventura y lo segundo porque está desesperado por hacer que las cosas funcionen.
- No quiere hacer planes para el futuro, ¡ni siquiera para el día siguiente! Las investigaciones han confirmado lo que nosotras sospechábamos: los hombres aborrecen dar malas noticias. Para evitar la confrontación, es posible que tu chico deje de hablar, llamar o incluso mandar emails (si se ha ido de viaje). Si lo arrinconas, es capaz de tartamudear…; mejor, dile lo que piensas de manera socarrona.
Artimañas para deshacerte de él
Si sólo has salido una vez, deja de responder a sus llamadas. De esta
manera (a) se olvidará de ti, (b) conocerá a otra chica o (c) pensará que te han
abducido.
Tras algunos meses:
Puedes recurrir al famoso “no eres tú, soy yo”. Hay encuestas que aseguran
que a pesar de ser un método poco utilizado es, sin embargo, uno de los más
efectivos porque evita que las cosas adquieran un cariz personal, reduciendo el
riesgo de que el otro nos insulte. ¿Lo mejor? Llévatelo a un sitio público y
prepárate el discurso de antemano. Utiliza frases como “no busco comprometerme”
o “quiero centrarme en mi carrera”. Infalibles.
Tras uno o varios años:
Alarga la ruptura, de esta manera podrás trabajar la culpa, el miedo a la
soledad, etc, antes de engrosar la lista de solteras. ¿Cómo? Inicia
conversaciones sobre la relación dejándole caer que has perdido el interés;
coméntale las cosas que te molestan de él y, de vez en cuando, promueve alguna
que otra pelea para demostrarle que –efectivamente– sois incompatibles.
Sugerencias para sobrevivir al duelo
- Llora y date permiso para estar triste. Los psicólogos coinciden en la importancia de darle cabida al desconsuelo para no arrastrarlo indefinidamente ni trasladarlo a futuras relaciones. Además, está comprobado que llorar disminuye la tensión y relaja los músculos, reduciendo la perturbación física y emocional.
- En un calendario, marca una fecha a partir de la cual dejar de regocijarte en el dolor. De acuerdo con un estudio, antes de reparar el corazón es necesario acabar con el tormento emocional.
- No le llames. Y si él te llama a ti, no atiendas. Tan solo cuando haya pasado una semana te será posible mantener una conversación civilizada.
- Céntrate en el hoy. Los expertos afirman que si comienzas a proyectar en la semana o en el mes que viene, te verás desbordada.
- Estipula un horario para el sufrimiento; permítete pensar en él, digamos, entre las 16 y las 16.30. Si te torturas fuera de ese horario, recuérdate que estás haciendo trampas.
- Pellízcate cada vez que tengas un pensamiento del estilo “nadie volverá a quererme nunca más”.
- Establece una semana en la cual darte todos los caprichos. Atibórrate de helados y dulces, sal de fiesta, de compras, liga con el cartero, etc. Después, recobra la cordura… y la rutina. Los expertos estiman que estas pausas ayudan a ganar perspectiva.
- Apúntate al gimnasio. Vence la pereza y comienza a quemar calorías. Está comprobado que hacer cada día 30 minutos de deporte mejora el ánimo gracias a la liberación de endorfinas, hormonas responsables del buen humor.
- Deshazte de sus pertenencias. Barrer con sus cosas significa hacer espacio para algo –¡o alguien!– nuevo.
- Rodéate de seres queridos. Pide el auxilio de tu madre y el de tus amigos; nada como la buena compañía para superar una ruptura amorosa.