La muerte de un ser querido siempre es dolorosa, pero cuando se trata de nuestra madre, la experiencia puede ser devastadora. Si estás pasando por el duelo de haber perdido a tu madre y te está costando mucho trabajo superar su ausencia hasta el punto en que todo lo demás carece de sentido, estos consejos te ayudarán para poder superar el dolor y la pérdida.
1. Identifica cómo te sientes, para saber en qué etapa del duelo estás (negación, tristeza o enojo, desesperación o depresión, aceptación). Es normal que al inicio no quieras hablar del tema y creas que "no pasa nada" o que al contrario, sientas un dolor tan grande que creas que no eres capaz de hacer ninguna actividad cotidiana. Escribe cada día cómo te sientes y qué hace que te sientas así, pero a la vez congratúlate por un día más que has superado.
2. Para superarlo de una forma más breve y menos dolorosa, es importante que cuentes con una red de personas que te sirvan de soporte: pueden ser desde hermanos, pasando por amigos cercanos, hasta personas que hayan vivido lo mismo que tú y con quienes puedas identificarte y desahogarte. Acércate a ellas y acepta siempre el consuelo que puedan brindarte, sin temor a sentirte frágil o a hacer el ridículo.
3. Cuando la pérdida es más dolorosa, suele ser cuando no fue posible despedirte de tu mamá o si quedó algo pendiente en tu relación con ella. Escribe una carta donde le digas cómo te sientes y después, qué es lo que hubieras querido decirle antes de que partiera (desde planes tuyos o mutuos, hasta pedir perdón o disculpas por alguna situación en especial) y finalmente, dile cuánto la amas y agradécele por haber estado contigo siempre y por haber sido tu madre. También es válido que la perdones si lo consideras necesario.
4. Independientemente de la etapa de duelo en que te encuentres, lo más sano es que acudas con un terapeuta, de preferencia con un tanatólogo, ya que son los especialistas en el tema de la muerte. Este profesionista te ayudará no sólo a entender tu dolor, ira, desesperación, depresión, sino a entender por qué ocurrieron las cosas como ocurrieron, cómo aceptarlas, cómo sobrevivir cada día y cómo sanar tu ser. Incluso te enseñará a desapegarte y a aceptar tu propia mortalidad.
5. Recuerda que tú eres el legado vivo de tu madre, esto es, ella vive en ti y simplemente por ello, vale la pena seguir en este mundo. Cada día vívelo apreciando todos los pequeños detalles, rememora todo aquello que le gustaba y amaba no únicamente con tristeza, sino honrándolo y disfrutándolo. Quizá ahora entiendas más cosas de tu mamá que antes y te sientas con ánimos de hacerte cargo de sus cosas (si te corresponde), las aprecies y te des cuenta de que, después de todo, su recuerdo sigue vivo.