La llegada de un nuevo hombre al hogar (o mujer en el caso del papá) no es nada fácil para los hijos. Su lealtad hacia sus padres biológicos es enorme, incluso cuando éstos no se portan bien con ellos.
PASO A PASO
Lo primero que tienes que hacer es consolidar tu relación de pareja, conoceros mutuamente y tener citas, encuentros y escapadas a solas, aprovechando los días en los que a tu pequeño le toca estar con su padre.
Una vez que la relación se haga fuerte y tenga futuro podrás pasar a la siguiente fase: que tu pareja y tu hijo se conozcan. Piensa que si das este paso demasiado pronto y luego tu relación no prospera, el pequeño experimentará otra dolorosa pérdida que sumar a la anterior.
EL ROCE HACE EL CARIÑO
Para que tu novio y tu hijo se lleven bien hace falta cierto roce. Poco a poco podéis ir pasando de las visitas cortas a ratitos en que se queden los dos juntos, sin ti, jugando en casa.
Cuando ya haya una buena sintonía entre ellos podéis planear un fin de semana juntos. Es bueno que anticipes la idea a tu hijo y que le expliques que este hecho no cambia la relación con su padre. Así tu nueva pareja dejará de ser un rival para convertirse en alguien que enriquece su vida.
¿EDUCAR JUNTOS?
A medida que tu pareja y tú paséis más tiempo juntos, es fácil que surjan discusiones sobre la educación de tu pequeño. Regañar por este tema supone una sobrecarga para una relación incipiente.
Para evitar este problema conviene que tu novio respete tu modo particular de educar a tu hijo y que trate de mantenerse al margen en cuestiones relacionadas con ello. A fin de cuentas, él es tu nueva pareja, no el nuevo padre de tu hijo.
Y, desde luego, si no está de acuerdo en algo tendrá que decírtelo a solas, no en presencia del pequeño. Es la única manera de evitar desorientarle.