Hoy en día, lo más común es que ambos cónyuges trabajen. Pero aunque cada uno
gane su propio dinero, a veces las diferencias salariales y la gestión de las
finanzas del hogar son causa de problemas menores e incluso de crisis.
Tu pareja gana más que tú
La diferencia de salarios es una realidad en la mayoría de las parejas. En
dos de cada tres casos, los hombres tienen salarios más altos que las mujeres.
Si tu chico gana más, no es un drama. ¿No lo puedes invitar a restaurantes
caros? Llévalo a un café coqueto. El ambiente íntimo y relajado es lo que
cuenta, no el alto precio de los platos. Recuerda, ¡el amor no se compra!
Además, si sigue contigo a pesar de tus restricciones económicas, es la mejor
prueba de que no es un cazafortunas.
Él o ella gana menos que tú
Si la situación se invierte y tú ganas más que tu pareja, no hace falta
recordárselo. Especialmente si lo vive como una desventaja. Por el contrario, no
dudes en regalarle un fin de semana en vuestro lugar favorito y dejarle pagar el
restaurante. De todos modos, no te prives de hacerle regalos con los que tu
pareja (ella o él) sueña si es lo que te apetece. Muéstrale que ocupa un lugar
esencial en tu corazón. Pero nunca pidas disculpas por ganar más.
Mantén tu autonomía
Independientemente de las diferencias en los salarios, la gestión de las
finanzas diarias es a menudo una fuente de problemas en la pareja. En algunos
casos poner los ingresos en una cuenta común puede tener un impacto negativo. En
general, es preferible mantener la autonomía financiera y que cada uno tenga su
propia cuenta, pero creando un fondo para los gastos compartidos como comida,
alquiler o pagos del coche. Cada miembro aportará a este fondo en función de los
ingresos respectivos. Otra ventaja de mantener cuentas separadas es que se
pueden evitar los conflictos que surgen cuando uno de los dos tiende a gastar
más.
No hay que olvidar que el dinero no compra la felicidad en general
y, en particular, la de la pareja.
Vía.| http://bienestar.doctissimo.es/