1. Seleccioná un protector solar adecuado
Los protectores son sustancias que absorben o disipan los rayos ultravioletas para proteger la piel de los efectos nocivos del sol. El Factor de Protección Solar (FPS) indica cuánto tiempo demora la piel cubierta con una pantalla en enrojecerse con respecto a la que no fue protegida con ningún producto. Por ejemplo, la piel de una persona que se aplicó un protector solar 30 tardará 30 veces más en enrojecer que la de alguien que no se colocó nada. Las graduaciones son:
□ FPS 10 o menos: Baja Protección
□ FPS 10 a 20: Moderada Protección
□ FPS 20 a 40: Alta Protección
□ Más de 40: Muy Alta Protección
Toda persona que se exponga al sol debería usar un protector solar para lograr un bronceado leve, gradual y progresivo y así evitar las complicaciones de tomas intermitentes y en horarios no adecuados.
Los que tienen pieles muy blancas, los pelirrojos, los calvos, los niños y los pacientes en tratamiento de peeling o con antecedentes de cáncer de piel deberían utilizar protectores de mayor graduación, lo ideal es que sean superiores a 30.
La gente con piel seca se beneficia con las cremas y los que tienen piel grasa con formulaciones fluidas, como las emulsiones.
2. La exposición debe ser gradual
Es muy aconsejable realizar exposiciones graduales y en horarios adecuados -antes de las 11 y después de las 16- y con la protección necesaria. La exposición gradual le da tiempo al melanocito -un tipo de célula de la piel- a sintetizar y repartir la melanina al resto de la células (queratinocitos). Esta sustancia se coloca como una sombrilla sobre cada ADN para cuidar la información genética y permitir que las células mantengan sus funciones en óptimo estado. Recordá que el protector se usa para proteger la piel y no para estar más tiempo bajo el sol.
3. Prestá atención a las zonas más sensibles
Las zonas más sensibles son las más blancas, las que suelen estar “ocultas” o “tapadas” durante el año. También hay que prestar especial atención a las áreas de piel más fina, como los párpados.
4. Remové la protección cada dos horas y evitá tomar sol entre las 11 y las 16
El protector solar debe colocarse 20 minutos antes de la exposición para su correcta absorción, luego hay que renovarlo cada dos horas. Hay aplicarlo nuevamente si practicás deportes, transpirás mucho, si te metés a la pileta o al mar o si es un día ventoso. Recordá que en los días nublados las radiaciones traspasan las nubes y también hay que protegerse.
5. No te expongas nuevamente al sol si tu piel está dolorida y enrojecida
Si la piel está enrojecida y dolorida significa que su capacidad de adaptación ha sido sobrepasada. Por eso, hay que hidratarse y no exponerse otra vez hasta que la situación haya mejorado. Además, se puede usar un post-solar: este producto da alivio sintomático e hidratación y se puede aplicar tantas veces como sea necesario.
6. Sólo usá maquillaje una vez aplicado el protector solar
La pantalla debe utilizarse sobre la piel limpia y seca. Las mujeres podemos usar maquillaje luego de la absorción del producto y sin que vean afectadas sus propiedades protectoras.
7. Utilizá protector solar también para salir a la calle
Para evitar los efectos adversos de la exposición acumulativa, es prudente colocarse protector solar para salir a la calle. Allí, no sólo recibimos directamente los rayos del sol sino que hay ciertas superficies que reflejan la radiación, como el pavimento y las paredes.
8. Las personas grandes también deben cuidarse del sol
Las personas de la tercera edad son muy susceptibles a los golpes de calor y a la deshidratación. Además, deben tener en cuenta el daño acumulado a lo largo de la vida (manchas) y el cáncer de piel.
9. Tené en cuenta los factores geográficos
En la montaña hay mayor radiación (al igual que en los sitios cercanos al Ecuador) por la incidencia perpendicular de los rayos de la tierra. También, tené en cuenta las superficies que reflejan la radiación, como el cemento, la arena, la nieve y el agua.
10. Los efectos beneficiosos de tomar sol
El sol no es tu amigo ni tu enemigo: sus efectos dependen de la relación que establezcamos con él. Entre sus beneficios se encuentran su acción calórica, su efecto antidepresivo y la síntesis de vitamina A.
Fuente. http://www.entremujeres.com/