Los que se aferraban a la visión romántica del amor, deben saber que éste no es otra cosa que bioquímica. ¡Una simple explosión de hormonas! El enamoramiento provoca que un entramado de reacciones químicas se activen y aparezcan los comportamientos propios del amor. De este modo es como miles de neuronas mandan descargas eléctricas al cerebro que desatan la expulsión de hormonas, las cuales mantienen a flote la pasión, la fidelidad o el enamoramiento.
Una de las primeras hormonas que segregamos cuando nos enamoramos es la feniltelitamina, (familia de las anfetaminas) que es responsable de la pasión, la euforia y la ceguera, cuando pensamos que esa otra persona es perfecta, propia del amor. La norepinefrina y la serotonina son las que hacen que nos acelerare el corazón ante el ser amado. La dopamina es la hormona del placer y la recompensa. Ésta está presente al inicio de las relaciones y es la que provoca el impulso sexual. Se segrega a través del orgasmo y nos proporciona sensación de felicidad.
Por suerte o por desgracia, estas reacciones químicas son adictivas, y por eso cuando nos abandonan y dejamos de segregarlas, tenemos síndrome de abstinencia, como con las drogas
El hecho de estar enamorado aporta una serie de beneficios mentales, emocionales y físicos a la persona sumamente importantes e inigualables. Todas las reacciones químicas que provocan el enamoramiento tienen efectos positivos en nuestro aspecto físico. No sólo el simple hecho de estar enamorado, sino un beso o el sexo, rejuvenece, tiene propiedades beneficiosas para la piel, además de estar más feliz, que eso en la cara se nota siempre.