Dolor, infidelidad, sufrimiento… Fueron parte de su vida, al igual que la fuerza para superarlos. ¿Cómo? Aferrándose a sus verdaderas pasiones. Conocer a Frida nos da orgullo de ser mujeres; tan simple como eso.
Si conoces la historia de Frida Kahlo, sabes que es un perfecto ejemplo de la auto-superación. Si no la conoces, sigue leyendo porque te va a inspirar. Como muchas de nosotras, se cruzó con el dolor y la tristeza.
Pero supo atravesarlos y convertirse en una mujer célebre, como tú y yo podríamos serlo…
Frida nació en 1907 en México. Desde chica tuvo que convivir con una poliomielitis que le dejó graves secuelas físicas. Pero el dolor no terminó ahí. Diez años después, mientras viajaba en un camión, sufrió de un choque y quedó al borde de la muerte.
Aburrida, por los meses que estuvo en cama, empezó a pintar y a expresar su mundo interior. Sufrimiento, dolor y la tristeza de no poder tener hijos. Eso transmitían sus obras: los sentimientos. Algo más difícil de retratar que un paisaje, ¿no?
Dos años después tuvo un encuentro clave. Le fue a mostrar sus obras a Diego Rivera, el creador de las pinturas con calas, ¿lo ubicas? Él la incentivó a seguir pintando. Siguieron juntos, se casaron y se convirtieron una pareja famosa. Pero, lejos de ser un cuento de hadas, es sabido que Rivera se encontraba con otras mujeres.
Al principio, el rol de Frida era acompañarlo a las muestras y giras pero, poco a poco, fue ganando brillo propio. Tuvo una exposición en Nueva York y expuso en el Museo del Louvre, en París. Si bien el dolor afectó su vida, nunca bajó los brazos. El arte fue el motor que la invitó a seguir viviendo. Tuvo fuerza y coraje hasta el último segundo. Fue en 1954 cuando Frida quedaría inmortalizada y se convertiría en un ícono mundial.
¿Qué podemos aprender de Frida?
- A pensar en nosotras. “Pinto autorretratos porque soy la persona que mejor conozco”, dijo Frida. ¿Cómo te pintarías a ti misma? ¿Cuáles son tus deseos y necesidades? Conocerte más te ayudará a encontrar tus puntos fuertes, a superar lo que menos te gusta y a mejorar la imagen que transmites.
- A expresarnos. Dentro nuestro hay un mundo de fantasías. Sólo hay que escarbar un poco hasta dar con él… Seguro que tienes mucho “arte” para ofrecer y no nos referimos a pintar cuadros. Una propuesta original, darle “una vuelta” a un proyecto, ponerle poesía a un texto… La creatividad se expresa en pequeñas ideas que pueden aportar mucho a tu trabajo y a tu vida.
- A pensar que podemos. Esa es la síntesis de la historia: todo es posible. Si atravesamos momentos difíciles eso es, justamente, lo que nos tiene que inspirar, acompañar y fortalecer… Se lo conoce como resiliencia: nuestra capacidad de sobreponernos a las adversidades e, incluso, aprovecharlas para ser más fuertes ¡y seguir para adelante!
Vía: http://www.mujeresemprendedorasblog.com/